The Wall Street Journal, prestigioso periódico económico estadounidense, publicó hoy un artículo en el que se refiere, nuevamente, a la situación económica de la Argentina. Esta vez, bajo el título “Argentina y la vieja costumbre de devaluar”, la periodista Mary Anastasia O’Grady realizó un pormenorizado análisis de lo que pasa en el país y lo que, prevé, se viene en el futuro próximo.
“A medida que caen las reservas internacionales de Argentina, una megadevaluación parece inevitable, nuevamente. Algunos países aprenden las lecciones de su historia monetaria, pero Argentina es un caso aparte”, arranca el artículo.
El ministro de Finanzas irlandés, Michael Noonan, estuvo la semana pasada en la redacción de ese diario, en Nueva York, y aportó al análisis de la situación argentina al hablar de la decisión de país de pasarse a la zona euro para evitar la devaluación durante la crisis bancaria de 2008.
Así, el artículo continúa: “Devaluar la moneda es la senda menos dolorosa cuando un gobierno no es capaz de cumplir con sus obligaciones. Sin embargo, como señaló Noonan, sus efectos sobre la población son brutales. La devaluación reduce el poder adquisitivo del país. Los salarios reales y el valor real de los ahorros de las personas comunes y corrientes disminuyen de un día para otro. Lo que es peor, observó Noonan, es que son pocos los países que pasan por una megadevaluación solamente una vez. ‘Se vuelve un hábito’, subrayó”.
Para la columnista, esta descripción es muy benévola si se habla de la Argentina. “Una historia de 200 años de devaluaciones recurrentes es una condición más seria que una adicción. Es patológico”, sostuvo.
Luego, hace un repaso por las devaluaciones históricas del país que, asegura -citando la obra “Dejada atrás: América Latina y la falsa promesa de populismo”, del economista chileno Sebastián Edwards (2010)- , arrancaron allá por 1820.
“Las políticas que ha seguido el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner como la expropiación, la anulación de contratos, la fijación de impuestos a las exportaciones y la imposición de topes a las tarifas de servicios públicos han destruido el capital. Mientras tanto, el gasto fiscal como porcentaje del Producto Interno Bruto se duplicó en los últimos 10 años. Ni los extranjeros ni los argentinos quieren tener pesos porque el banco central erosiona su valor al imprimirlos en exceso. Cuando eso ocurre, casi no hay forma de detener una corrida contra las reservas internacionales del banco central, una espiral inflacionaria y el empobrecimiento del país“, continúa el artículo.
Respecto a la estrepitosa y diaria caída de las reservas del Banco Central, la columnista afirma que “la agudización de la escasez de divisas extranjeras está destinada a tensionar una economía que depende de materias primas importadas y bienes intermedios en los sectores industrial y agrícola”. “El gobierno, que teme un alza de la inflación, anunció la semana pasada que aumentaría la competencia en los mercados locales al introducir más importaciones si los productores argentinos tratan de subir los precios.Aparentemente, a los genios del banco central se les olvidó decirles a los controladores de precios que no tienen los dólares necesarios para traer más importaciones“, ironizó.
Para concluir, la periodista fue aún más allá: “Jorge Capitanich, el jefe de gabinete, dice que los especuladores, en su afán por ganar dinero rápidamente al castigar el valor de los activos para luego comprarlos, son la causa del colapso del peso. Esta clase de ignorancia económica de los gobernantes de una nación de 41 millones de personas es aterradora. Pero en Argentina no es de extrañar”.Fuente fortunnaweb.com
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