El debut político de Máximo Kirchner en un escenario generó reacciones encontradas en el interior del propio kirchnerismo. Mientras el sector más duro que esperó por mucho tiempo su aparición pública, destacó el discurso y liderazgo del hijo de la Presidenta, los peronistas que aspiran a continuar en el poder después de 2015 confirmaron sus sospechas: que Cristina no avalará a ningún precandidato para el año próximo, al tiempo que ratificó por lo bajo que no hay ninguna chance de habilitar la re-reelección.
Máximo salió a reforzar el liderazgo de su madre en una coyuntura turbulenta y remarcó a los propios que lo importante “es el proyecto”, pero su pedido de una re-reelección para Cristina reavivó las diferencias en las filas K. Incluso en el propio Gabinete admitían ayer que fue un “mensaje para los propios” y que “no existe la posibilidad de buscar un tercer mandato presidencial”, aunque hay sectores que critican a la oposición por “no permitir que juegue la Presidenta y elija la gente si no quiere otro mandato”.
Fue un ministro de Daniel Scioli, Alejandro Arlía, el único que se animó a decir abiertamente que no estaba de acuerdo con un nuevo mandato para Cristina.
Lo del sábado pareció un mensaje de repliegue frente a un kirchnerismo sin candidato propio. “El mensaje fue interno, una demostración de fuerza, una forma de La Cámpora para posicionarse como fuerza interna y mostrar que ellos son Cristina y que hay que defender el modelo”, remarcó una fuente de Jefatura de Gabinete.
Evitando que el Gobierno quede en el centro de las críticas nuevamente por el pedido de una “re-reelección”, en la Casa Rosada admitieron que “ya no existe la posibilidad institucional de avanzar hacia un tercer mandato” y que se trató más bien de una “chicana a la oposición: si tan seguros estaban de que ella (por la Presidenta) no iba a ganar, ¿Por qué no permitieron que compita?”, soltó un alto funcionario.
El liderazgo de Cristina encerrada en La Cámpora como bastión de apoyo es otro mensaje que quedó claro: “Sabemos que no hay posibilidad de otro mandato, pero se remarcó que la que conduce es Cristina”, aclaró un asesor del Gobierno.
Desde el kirchnerismo más duro, Axel Kicillof -ministro de Economía- dijo que el discurso de Máximo fue “ políticamente esclarecedor ” y que sirvió “para dejar en claro que hay un proyecto”. La diputada Diana Conti aseveró que Máximo “está plantando una discusión, un desafío. Habría que preguntarle a la oposición si tiene miedo de enfrentar a la Presidenta”. El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, coincidió con Máximo en “que la oposición no la deja competir a Cristina, y que la gente debería poder elegir si quiere que siga”.
Dentro del sciolismo interpretaron el pedido del hijo presidencial “como parte de un discurso militante”. Pero la única voz que se escuchó fue la de Arlía que consideró que Scioli es “mejor candidato” que Máximo para 2015.
Otro precandidato K, Julián Domínguez explicó que Cristina es la “arquitecta del puente hacia el futuro” mientras Florencio Randazzo optó por el silencio.
En el Gobierno reconocen que ninguno de los precandidatos del FPV detendrá su marcha hacia el 2015 a menos que Cristina le de la bendición a uno, algo que ahora parece aún más difícil.
FDuente clarin.com
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