El último caso de inseguridad del que fue víctima colmó su paciencia y lo obligó definitivamente a mudarse de Morón, la ciudad donde vivió casi toda su vida. El sábado, la nueva pesadilla de Fernando y su familia comenzó hacia las 8. Al menos tres ladrones irrumpieron en su casa luego de que saliera a trabajar. Despertaron a su esposa y a su hijo y comenzaron a pedirles plata. Al ver que no tenían, lo llamaron a Fernando y le dijeron que si no les daba el dinero que pretendían, iban a secuestrarle al hijo.
Su amenaza se hizo realidad. Como les afirmó que no tenía plata, los delincuentes se llevaron al joven. Se comunicaban cada cinco minutos para preguntarle a Fernando si había conseguido el dinero. Inicialmente, le pidieron 100 mil pesos. Desesperado, el hombre recorrió su barrio y les pidió dinero a vecinos y a comercios conocidos para recuperar a su hijo. Tras juntar 42 mil pesos, los delincuentes lo liberaron en la zona de Ciudad Evita.
"Me llamaban cada dos o tres, cinco minutos. Como no conseguía lo que querían, me decían que no les alcanzaba. Cuando junté una cifra que les cerró, nos encontramos en Ciudad Evita. Viene una moto, le doy la guita por la ventanilla y dijeron que ya lo iban a largar. Después mi hijo me llama al celular y me dice que estaba bien. Lo encontré cuando caminaba al costado del hospital de Ciudad Evita. Estaba descalzo", relató Fernando.
"El segundo paso será irme a la China. Son todas cosas al voleo. Me tocó el número otra vez. Ya había tomado la decisión hace un año, pero no es fácil. Esto es como la violación. La culpa es de la violada. Yo ya asumo que la culpa es mía por los descuidos, pero no puedo puedo ser James Bond todos los días y estar superatento como en las películas. Soy un tipo que sale apurado a trabajar y si el control del garage no activó, tengo 8 tipos metidos en mi casa", expresó.
fuente infobae.com
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