Monos recién nacidos son arrancados de sus madres y sujetados por los científicos, quienes los obligan a poner sus cabezas de un lado a otro para ver qué posición prefieren.
Bebes que son enjaulados con sus madres, que han sido sedadas químicamente y les han tapado sus pezones con cinta adhesiva, los bebes aterrados gritan y lloran, sacudiendo desesperadamente a sus madres inertes. Recién nacidos que son inmovilizados dentro de jaulas diminutas y colocados en unas "cámaras de sustos".
Esas y otras escenas estremecedoras forman parte de un extenso registro de fotos y videos que la organización protectora de los animales PETA (People for the Ethical Treatment of Animals) difundió para denunciar al Instituto Nacional de Salud (NIH) de Poolesville, Maryland (Estados Unidos) por los crueles experimentos psicológicos arcaicos a los que someten a los animales.
Según la denuncia de PETA, cada año nacen en el NIH entre 40 y 60 monos. Muchos de ellos son tratados para que tengan una predisposición genética a enfermedades mentales. Además, la mitad de los monos que nacen son separados de sus madres a las pocas horas de ver la luz y nunca son regresados.
"A algunos bebes les dan como madre 'sustituta' una botella de agua cubierta con un paño... estos bebes huérfanos son más propensos a sufrir de ansiedad grave, agresión, depresión, diarrea, pérdida de pelo y de otras enfermedades físicas y mentales, así como a desarrollar comportamientos autodestructivos como morderse a sí mismos y arrancar su propio pelo", indica PETA.
Fuente gacetamercantil.com
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