David, no es lo que parece. “Bobo”, “tonto” e “ineficaz”. Así es como la embajadora argentina ante el Reino Unido, Alicia Castro, calificó al primer ministro británico, David Cameron, durante su participación en una jornada convocada por la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
El caso es este. Cuando el Vaticano anunció que el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, se convertía en el nuevo pontífice de la Iglesia Católica, tanto Argentina como el Reino Unido salieron a buscar cualquier gesto que sirviera para utilizar la imagen del Santo Padre en el conflicto por la soberanía de las Islas Malvinas.
El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner respiró. Si bien la mayor preocupación estaba en torcer el rechazo K hacia el nuevo papa, encontraron que, en 2012, el jesuita rezó por quienes “salieron a defender a su madre, la Patria, a reclamar lo que es suyo, de la Patria, y les fue usurpado”.
Cameron, tanto más flemático, prefirió contestar con el referendo de los isleños, que se pronunciaron en favor de mantenerse bajo la administración británica. El Papa debería estar “mas atento a la fumata blanca de las islas que a lo que sigue diciendo sobre la cuestión Malvinas”, retrucó el primer ministro, definido ahora como “tonto”, “bobo” e “ineficaz” por Castro.
Y si no quedaba clara la posición de la embajadora, insistió en “la suerte extraordinaria de tener un Papa argentino, malvinero”.
Los medios británicos hablaron hoy del “increíble arrebato” y el “arranque equivocado” de la exazafata, de la que se esperaba cualquier exabrupto desde el primer momento en que se conoció su designación. No hubo declaraciones oficiales desde Downing St 10. Voceros del Ministerio de Relaciones Exteriores consideraron que “si son ciertos, esos comentarios no son diplomáticos”.
Habrá que ver la explicación oficial de Castro. Ay, Alicia.
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