La decapitación del periodista norteamericano James Foley puso a Barack Obama ante una encrucijada: combatir a Estado Islámico (EI), que opera en Irak y Siria, pero al mismo tiempo no parecerse a su antecesor George W. Bush, que sumió en la violencia a Medio Oriente con la tristemente célebre guerra contra el terrorismo. La indignación por la brutal ejecución y la respuesta inicial del mandatario, en la que calificó a los yihadistas como un “cáncer que se debe extirpar”, hicieron que la Casa Blanca evaluara pedir autorización al Congreso estadounidense paraextender las operaciones militares de Irak a Siria.
Una de las opciones que sopesa Obama, según publicó ayer The Washington Post, sería solicitar el “uso de fuerza ilimitada” contra EI. Esa iniciativa legislativa, que tendría el apoyo de los republicanos, es la misma que impulsó Bush en 2001 para enfrentar a Al Qaeda y, un año más tarde, a Sadam Hussein. Lo paradójico es que el demócrata llegó al Salón Oval con la promesa de archivar la guerra contra el terror, cerrar Guantánamo y sacar las tropas de Irak y Afganistán. De esas promesas, sólo pudo cumplir la última y, ahora, está cada vez más cerca de desandar sus pasos e imitar al ex gobernador de Texas.
El plan de la Casa Blanca sería más bombardeos y el envío de un pequeño contingente de militares a Irak. “Preveo un mayor uso de la Fuerza Aérea de Estados Unidos tanto en Irak y Siria para desestabilizar a Estado Islámico. También, un mayor uso de las tácticas de vigilancia, tanto nacional como internacionalmente. El problema de Obama es que sus políticas hacia Siria e Irak son contradictorias”, explicó a PERFIL Vincent Ferraro, profesor de Política Internacional del Mount Holyoke College. Ese doble estándar se evidencia en que Washington respalda a Bagdad, pero no hace lo mismo con Bashar al- Assad, quien combate, entre otros, contra los yihadistas de Estado Islámico.
Estados Unidos también incursionaría militarmente en Siria, algo que evitó desde que estalló hace tres años la cruenta guerra civil que dejó más de 191 mil muertos. “El problema de EI va a tener que ser afrontado a ambos lados de lo que en este momento es una frontera inexistente”, dijo el jefe del Estado Mayor Conjunto, Martin Dempsey, confirmando una eventual acción militar. “Se están estudiando todas las opciones”, acotó, por su parte, el jefe del Pentágono, Chuck Hagel.
El tono de la retórica del gobierno de Obama subió tras la muerte de Foley. Según el Ejecutivo, las tropas norteamericanas enviadas a Irak tendrán la misión de proteger la Embajada de Estados Unidos. “Un grupo como EI no tiene cabida en el siglo XXI. Amigos y aliados de todo el mundo compartimos unos valores enraizados en todo lo contrario a lo que hemos visto”, declaró Obama el miércoles en referencia al video del crimen.
“Cuando se daña a estadounidenses en cualquier lugar, hacemos lo que sea necesario para lograr que se haga justicia. Seremos implacables”, agregó el mandatario. La Casa Blanca aún no especificó cómo responderá a la amenaza de Estado Islámico de ejecutar a Steven Sotloff, otro periodista secuestrado, si no cesan los ataques aéreos.
Pese a oponerse a la guerra de Irak cuando era senador y encarnar la esperanza de un cambio en Estados Unidos, la política exterior de Obama en Medio Oriente se parece cada vez más a la de George W. Bush.
Fuente perfil.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario