viernes, 29 de agosto de 2014

Intensa búsqueda bajo la tormenta de 4 argentinos a la deriva en Brasil

Cuatro hombres están a la deriva en medio de una tormenta que revuelve el Atlántico, a unos 400 kilómetros de Río Grande, al sur de Brasil. No tienen electricidad pero sí gasoil para activar la calefacción. El viento les saqueó las velas del barco pero llevan comida y agua como para sobrevivir quince días. No funciona su teléfono satelital pero llegaron a avisar que el velero se les dio vuelta en alta mar, que no están heridos pero que necesitan ser rescatados. Habían partido el viernes desde San Fernando rumbo a Río de Janeiro, en Brasil, pero las ráfagas de 72 kilómetros por hora que soplaron a la altura de La Paloma, en Uruguay, les cambiaron los planes. Tres aviones y tres buques intentan sacarlos del mar, tanteando en qué posición se encuentran. Adivinan, porque con los náufragos se ha perdido todo contacto y las olas superan los siete metros.
El oftalmólogo Jorge Benozzi y su yerno, Mauro Cappuccio, junto al cardiólogo Alejandro Vernero y un amigo llamado Horacio Morales integran la tripulación del velero Tunante II. Hacía tiempo que habían planeando este viaje “dos tiempos”: en quince días unirían San Fernando con Río de Janeiro y volverían en avión a Argentina para regresar a buscar el barco en unas semanas y surcar el mar a bordo de la nave durante el regreso. El viernes zarparon del puerto y navegaron durante todo el fin de semana sin problemas hasta llegar a La Paloma. El martes al mediodía volvieron a despachar el velero, sabiendo que el clima no era del todo bueno.
“Antes de salir nos preguntaron por el pronóstico. Les dijimos que había viento pero que según veíamos en el informe, no superaría los 10 nudos”, contó ayer a Tomás Vernero, hijo del cardiólogo. Y agregó que el contacto entre la tripulación y la familia a través del teléfono satelital era permanente. “Pero se encontraron en medio de una tormenta, con ráfagas que superaban los 40 nudos y que tumbaron el barco. Pero pudieron volver a posición”, siguió Tomás.
La última comunicación fue a las 12.50 de la madrugada del miércoles, cuando llamaron para avisar que se quedarían sin batería en el teléfono satelital. A esa altura, el buque mercante noruego Selje los había avistado sin poder acercarse: era una tempestad y cualquier contacto hubiese destruido el velero. “Por el GPS supimos que después de la vuelta campana que dieron navegaron unos 80 kilómetros para salir de la tormenta. Confiamos en su experiencia, en que tienen víveres y gasoil para calefaccionarse”, dijo Tomás.
La Fuerza Aérea brasileña y la Marina continuaban anoche la búsqueda del Tunante II. El área era rastreada por un avión P3 Orion, con capacidad para visión nocturna. Durante el día, otra nave de la Aeronáutica y el Triton, un remolcador militar, barrieron la zona sin resultados. La corbeta argentina ARA Rosales también se sumó a la búsqueda. Las condiciones del tiempo son malas: el mar está “espumoso”, las olas superan los siete metros y el viento sopla a 72 kilómetros por hora.
El cónsul argentino en Porto Alegre, Carlos García Baltar, informó aClarín que había buenas chances de localizar al Tunante. “Hay un gran esfuerzo de la Marina y la Aeronáutica de Brasil, a partir del Centro de Comando en Curitiba. Rastrean palmo a palmo la región”. Pero no cuentan con datos muy precisos para hacer el rastreo: “Se sabe donde se encontraba la nave por el contacto visual con el barco noruego. Pero es claro que a medida que pasan las horas se actualiza la zona de búsqueda”. ¿Puede seguir a flote un velero que perdió mástil y velas? “En momentos de tormenta, más que una dificultad eso puede ser una ventaja”, dijeron expertos brasileños.
Fuente clarin.com

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