Por un lado la orden de desalojo de la jueza María Gabriela López Iñíguez, del Penal Contravencional y de Faltas Nº 14 de la Ciudad de Buenos Aires, y las posteriores declaraciones que defienden el procedimiento del sábado pasado.
Por otra parte, un centenar de familias desalojadas, por la Policía Metropolitana y Gendarmería Nacional, de un asentamiento ubicado en Villa Lugano llamado Papa Francisco, en honor a Jorge Bergolio.
Y por último, el llanto del Sumo Pontífice, que desde el Vaticano se entristece por el estado de vulnerabilidad “extrema” de las familias que fueron sacadas a la fuerza por los Efectivos.
La noticia se conoció a través del diputado porteño Gustavo Vera, que mantuvo un contacto a través de correo electrónico con Francisco.
Vera le habría escrito pata darle detalles de las condiciones sociales en que vivían las familias que ocuparon los terrenos de avenida Francisco de la Cruz y Pola, y del operativo que llevó a cabo la Policía Metropolitana con apoyo de Gendarmería Nacional.
“Acabo de leer tu correo. Tu frase final logró sintetizar mis sentimientos: ‘Parecía Gaza’… y me puse a llorar”, respondió el Papa, según Vera.
El legislador, responsable de La Alameda (organización que lucha contra la trata de personas que apoyó Jorge Bergoglio cuando era arzobispo de Buenos Aires) continuó contando: “A esa gente, a esas mamás con chicos, los acaricio con mis lágrimas. Cuando regresaba de Corea, en el avión, hablé de crueldad. Parece que la crueldad se nos instaló en el corazón. Una crueldad vestida con tantos ropajes: ‘qué me importa’, ‘que vayan a trabajar’, ‘es gente insociable’… palabras que no justifican sino que manifiestan tanta crueldad”.
“Estoy cerca de esa gente. Rezo y pido que no los dejen solos. Y estoy cerca de Ustedes, los que se acercan a ellos”, habría escrito el pontífice.
“Con mucha pena en el corazón. Un abrazo, Francisco”.
Fuente rivadavia.com.ar
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