viernes, 29 de agosto de 2014

La gente sale menos a comer y cada día cierran un restorán

Colegiales. El restorán Luciana, sobre Amenábar, con las persianas bajas. /FOTOS: MARCELO CARROLL
Con los sueldos castigados por la inflación y la economía hecha un enigma, comer afuera se convirtió en la última prioridad de la clase media argentina. Casi un lujo. Entonces llegó el recorte, los restoranes perdieron buena parte de sus clientes y muchos no resistieron. Sólo en Capital, desde 2013, cada día un local de comidas cierra sus puertas para siempre. Y la percepción es que ese ritmo se acelera.
Según registros del gremio, casi 700 restoranes y bares dejaron de funcionar desde enero de 2013 en la Ciudad. En promedio, más de 33 por mes. “Este año los compañeros reportaron 270 cierres y el año pasado habíamos contado unos 400. Eso destruyó 4.200 puestos de trabajo formales y al menos otros tantos de empleados en negro. Algunas aperturas también hubo, pero fueron menos”, detalló Dante Camaño, titular de la seccional Capital de la Unión de Trabajadores Gastronómicos (Uthgra).
Es algo que atestiguan vecinos de casi todos los barrios. De repente, de lo que alguna vez fue un activo restorán sólo queda una persiana baja con cartel de “se alquila”.
“Nos preocupa ver que cierran hasta negocios con décadas de trayectoria. Era gente que conocía bien el oficio y no pudo resistir, en un contexto donde los costos subieron mucho y el consumo no acompaña ”, lamentó Camilo Suárez, directivo de la Cámara de Restaurantes porteña. Muchos cierres, según contó, fueron de parrillas, hoy relegadas por un público que prefiere formatos con menor costo por cubierto, como pizzerías.
Juan Carlos Fola, director del medio especializado FondoDeOlla.com , destacó que entre los caídos había opciones de primer nivel: “HG Restaurant, en Palermo, estaba en la lista de los mejores 50 de Latinoamérica y dejó de ser viable. Experiencia del fin del mundo y Leopoldo fueron otras bajas de esa zona. Desapareció también Luciana, un negocio de barrio con casi tres décadas en Colegiales”.
Infragantti (Chacarita), Adann (Belgrano), La Zaranda (Villa Urquiza) y Victoria (Congreso) son otros cierres destacados.
“La percepción es que cierran más de los que abren, y que el proceso se aceleró ”, confirmó Pietro Sorba, autor de guías gastronómicas como Los 150 restaurantes que nunca fallan yParrillas de Buenos Aires . “El dinero disponible para comer afuera se ha ido reduciendo, sobre todo en la clase media. Entonces, la oferta de restoranes empezó a quedar demasiado amplia para lo que el público está en condiciones de gastar”, analizó.
En ese sentido, una encuesta de la consultora Wonder realizada en junio pasado en Capital y el Gran Buenos Aires mostró que los gastos en “salidas a comer” fueron los más recortados últimamente. El 65,4% dijo haberlos reducido o suprimido en el último año. El 57,6%, en tanto, hizo lo mismo con los espectáculos.
Esto se dio mientras los precios en restoranes acumularon subas del 19,3% este año y del 39,8% en los últimos 12 meses, según datos de la Dirección de Estadística y Censos del gobierno porteño.
Ese organismo, además, informó que las ventas declaradas por restoranes cayeron 12% en el primer trimestre y 4,1% en el segundo, en comparación con iguales meses de un 2013 que ya había sido contractivo. Comerciantes consultados, sin embargo, mencionan caídas mayores (ver “Vendemos...”).
“El negocio está muy complicado. La gente sale mucho menos y restoranes que siempre estaban llenos hoy se ven funcionando al 30 o al 50% ”, observó Fola.
“El que salía cinco veces al mes ahora con suerte sale dos, y gastando menos. Si antes se pedían dos vinos caros por mesa, hoy comparten uno barato –añadió Camaño–. La inseguridad también hizo que muchos dejaran de salir de noche. Así, casi no hay restorán que pueda dar ganancia, y las perspectivas a futuro no son alentadoras”.
Fuente clarin.com

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