Hugo Moyano dijo que la adhesión al paro nacional fue del 80 por ciento. Jorge Capitanich retrucó que el 75 por ciento de la gente fue a trabajar. El camionero después acotó que la cifra fue aún superior. Y el ministro de TrabajoCarlos Tomada sostuvo que no se podía decir que el paro haya sido general.
La realidad estuvo en un punto intermedio entre el relato oficialista y la gesta combativa del sindicalismo. No fue ni la "total normalidad" que quiso pintar el gobierno, pero tampoco la jornada de lucha, piquetes y calles vacías que difundieron los gremios opositores.
Lo cierto es que el paro se disputó más en la previa que el mismo jueves 28 de agosto. La CGT Azopardo, la CGT Azul y Blanca, la CTA opositora y los partidos de izquierda y piqueteros lucharon porsumar la mayor cantidad de adhesiones. Pero no lo lograron en dos gremios fundamentales para que el paro fuese total: los colectiveros y los trabajadores del subte. La Unión de Tranviarios Automotor (UTA)que conduce Roberto Fernández, se había plegado el 10 de abril pasado. Pero ahora estaban en plena negociación con el gobierno nacional para conseguir un subsidio de 85 millones de pesos destinados a cubrir aumentos salariales.
El subterráneo porteño fue más disputado. Ayer se anunció que funcionarían todas las líneas a excepción de la B y el Premetro. Pero pocos trabajadores concurrieron a trabajar, por lo que estuvieron paradas el resto de las líneas durante buena parte de la mañana. A media mañana, se normalizó el servicio en la A, C, D, E y H, aunque con demoras.
La otra apuesta de los sindicatos y la izquierda eran los piquetes en los accesos a la Ciudad de Buenos Aires y puntos neurálgicos del conurbano. El gobierno nacional y el "supersecretario" de Seguridad, Sergio Berni, se prepararon para el escenario y lograron desactivar varios de los cortes en Puente Pueyrredón, Autopista Panamericana y Acceso Oeste.
Con colectivos y subtes (aunque a medias) y sin piquetes, la mayoría de la gente que quiso ir a trabajar pudo lograrlo sin grandes problemas. No fue ni el "día normal" del oficialismo ni el "feriado" del sindicalismo. El día fue más parecido a un sábado, con negocios abiertos, tránsito relajado y varios servicios funcionando. Hubo menos gente en la calle, sí, pero en parte se debió a que muchos lugares de trabajo acordaron tareas a distancia o montaron guardias mínimas.
Sí hubo servicios que dejaron de funcionar del todo: No abrieron los bancos (pero funcionaban los cajeros), cerraron bares y restaurantes que adhieren a gastronómicos, no hubo recolección de residuos, ni trenes, ni puertos. La medida de fuerza también se sintió en el interior, con alto acatamiento en Rosario, Tucumán y Santa Cruz.
En la conferencia de prensa de la tarde, Moyano le habló a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. "Si no hay respuestas nos obligan a profundizar este plan de lucha", dijo. Barrionuevo, a su lado, asentía. Probablemente tengan que hacerlo: este partido terminó en empate.
Fuente perfil.com
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