La historia de Kevin Hoistacher podría sumar un dramático capítulo más a la serie de National Geographic "Detenido en el extranjero".
El joven argentino, de 24 años, fue detenido el 22 de julio en la frontera entre Rusia y Finlandia, cuando volvía a este último país de dejar a un amigo en el aeropuerto de San Petersburgo. Traía metido en uno de sus cigarrillos de tabaco dos hojas de marihuana. Medio gramo. Y por eso terminó en una cárcel de esa enorme ciudad, incomunicado, sin derecho a bañarse o alimentarse todos los días y con la creciente posibilidad de recibir una condena de 3 a 7 años por tráfico de estupefacientes.
Hoistacher, casado con Noora Hoistacher, una también joven artista plástica finlandesa, no es precisamente un hipppie o un dealer, aseguran sus familiares. Ya de pequeño se interesó por los idiomas. Hoy es políglota, tiene un máster en inglés obtenido en Manchester a los 16 años, habla con fluidez chino mandarín, ruso y estudia finlandés en la universidad en Tamperes, a 170 kilómetros al norte de Helsinki, donde también vive desde el 2012. En Buenos Aires hizo dos años de Agronomía en la Universidad de Morón antes de marcharse hace cinco del país para recorrer el mundo y aprender lenguas.
En Rusia rige una ley de hierro respecto de las drogas, y el consumidor es considerado un delincuente. El año pasado, la Federación de Rusia se lamentó que Uruguay legalice su consumo. Y en Finlandia, a pesar de ser reconocido como un país de políticas liberales de alto compromiso social, la marihuana también está penada. En pequeñas dosis puede significar para su portador cárcel por seis meses y un programa de desintoxicación.
Hoistacher ha conversado brevemente con su madre, Beatriz Rossano, que viajó hasta allá desde Buenos Aires y pudo sacar a la luz un diario de vida en el que revela las duras condiciones en las cuales permanece encerrado. El Consulado argentino le proveyó de un abogado para defenderlo durante el juicio que se llevará a cabo el 21 de septiembre. Pero en Rusia, la Justicia tiene muchos grises. Según le contó a Clarín Jaqueline Rossano, tía de Kevin, de inmediato le pidieron a la madre 25 mil dólares para sacar a su hijo de un día para otro, pero la mujer les explicó que no tenía ese dinero y que necesitaba tiempo. La oferta bajó a 18 mil dólares. Mientras tanto el joven continúa bajo condiciones rigurosas. "Nos dijeron que saquemos de Facebook la información de la plata, que eso sólo iba a perjudicar a Kevin. No sabemos como llamarlo, coima, fianza", le cuenta a este diario Jaqueline, que vive en Villa La Angostura.
El único documento oficial al que tuvieron acceso los familiares es una austera traducción del ruso al castellano donde se explican los hechos. "El investigador de la Sección de Asuntos Internos N° 5 del Servicio de Investigaciones Subordinado al Servicio Federal de la Federación de Rusia para el Control de Contrabando de Estupefacientes de la ciudad de San Petersburgo y la provincia de Leningrado Sra. Rudenko I.S. se dirigió al Juzgado solicitando tomar la medida de detención en forma de encarcelamiento con respecto al Sr. Hoistache Kevin, sospechado en cometer el delito previsto por el artículo 229.1 inciso 1 del Código Penal de la Federación de Rusia", indica esta suerte de acta de detención. El joven recuerda en su diario que, para encontrar esas dos hojas de marihuana en uno de sus cigarrillos, los policías asistidos por perros de la ciudad fronteriza de Vyborg en la que lo apresaron, revisaron su coche tres veces. De allí lo trasladaron a un cárcel local y un día después a San Petersburgo.
"Estoy en un país en donde me obligan hablar ruso. No puedo hablar en español con mi hijo: cuando lo visito, tengo que pagar una traductora para poder hablar con él porque si pronuncio algo en español me retiran de la sala. No puedo tocarlo porque está detrás de una pantalla de vidrio en la cárcel. No hay luz, no le dan de comer y no lo dejan bañar porque no hay agua. Tengo solamente permiso para verlo dos horas al mes", relata la madre en su cuenta de Facebook "Liberen a Kevin".
En su diario, Kevin repasa los acontecimientos y dice que lo interrogaron durante 12 horas como si fuera un traficante de envergadura. "A cada minuto siento que me estoy volviendo loco", escribió Kevin en inglés en su diario. "En momentos como éste pienso cuánto desvaloricé mi libertad, cómo desvaloricé a mis viejos, amigos, mi señora y sobre todo a mi madre. He perdido la noción del tiempo ya que no puedo tener reloj o básicamente nada", concluye en castellano.
Fuente clarin.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario