Con los candidatos a la presidencia ya lanzados y políticos y empresarios planificando para el post 2015, el kirchnerismo duro reunió ayer a su dirigencia y militancia en el Mercado Central para enviar la señal de que no está muerto quien pelea y al mismo tiempo enfriar las disputas internas prematuras: “No tenemos que buscar candidaturas. Tenemos que empoderar a la sociedad para que defienda las conquistas de esta década. Si somos grandes en eso, excedemos cualquier candidatura”, resumió el funcionario de mayor confianza de la Presidenta, Carlos Zannini, solitario orador del acto de cierre.
Sergio Urribarri fue el único de los precandidatos K que lo escuchó desde el escenario. Daniel Scioli y Jorge Capitanich habían participado del acto de apertura del mediodía y luego se marcharon. Florencio Randazzo se excusó por un compromiso familiar. Julián Domínguez estaba en Roma.
Zannini, salpicado por estas horas por la investigación judicialque apunta a su segundo en la Secretaría Legal y Técnica de la Nación, se dio el gusto de hablar por primera vez desde un escenario colmado por funcionarios y con las banderas de agrupaciones como La Cámpora, Movimiento Evita, Nuevo Encuentro, Frente Transversal, JP Descamisados y Kolina, entre otras, flameando debajo de la tarima.
Comenzó admitiendo lo “raro” que era conmemorar los 11 años “de un segundo puesto”, en referencia a las elecciones que llevaron a Néstor Kirchner al poder, tras la defección de Carlos Menem para presentarse al balotaje.
“Pero Néstor era un tipo raro”, justificó. “En 2003, el poder concentrado nos quería hacer optar entre el innombrable (Menem) y López Murphy.
Y le salió un grano en el culo. Porque Néstor fue un gran irreverente que comenzó a cambiar la Argentina”, aseguró.
“¿Cómo un loco semejante llegó al gobierno?”, se preguntó luego Zannini. “La crisis de 2001 dejó una grieta por la que Néstor se coló en la historia”, se respondió antes de volver a un discurso duro contra “los medios hegemónicos” y este diario en particular, que hace un tiempo no se escuchaba en los actos K. “Sólo la tenencia de Papel Prensa hace posible que hayan tenido 30 años niños apropiados de los que todavía no se sabe la identidad –acusó--. No es con el gobierno, es con la democracia el problema de (Héctor) Magnetto”, aludió el funcionario al CEO de Clarín y aseguró que “los poderes concentrados no se rinden y todos los días quieren voltear al Gobierno”.
“La dificultad mayor es que todavía no se ha emancipado la política de las corporaciones”, evaluó Zannini.
Emocionado por los cánticos, dijo que la militancia K era “lo único nuevo en la política” y la diferenció de los candidatos opositores que “son todas caras gastadas que nunca se autocritican” y que “quieren llegar (al poder) sólo con el apoyo de los medios”. Por eso pidió “empoderar” a la sociedad “para que los poderes concentrados no se vuelvan a adueñar de la política”.
Entre cinco y diez mil militantes (15 mil dijeron los organizadores), se habían repartido durante la tarde entre el auditorio del Mercado Central y las nueve carpas que se montaron en un sector del estacionamiento en los que tuvieron lugar una decena de mesas de debate simultáneo sobre las diversas áreas de gestión.
El llamado a la unidad de todas las agrupaciones para defender las realizaciones de estos años frente a una oposición que vendría a desmontar todo fue el mensaje predominante. “¡Ellos son un despelote! Y les molesta que haya trabajo, que laburemos en los barrios, que tengamos universidades para educarnos o un fin de semana largo.
¡Para ellos somos basura, chorros, negros!
Pero nuestra voz es más fuerte”, dijo, eufórico, el titular de la Sedronar, el cura Juan Carlos Molina. “Para ellos somos intrusos en el gobierno. ¡No hay que renunciar a nada, pedir disculpas ni dar explicaciones por lo que se hizo para sacar a la gente del hambre”, se le escuchó al titular de la CTA oficialista, Hugo Yasky. También Amado Boudou dejó su sello. Dijo que “hay muchos candidatos potenciales” en el kirchnerismo y que eso “es auspicioso”.
Fuente clarin.xom
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