Tres días después de que Cristina Kirchner se refiriera repetidamente en un discurso a su salida del poder, afloraron con fuerza las internas y las peleas por la sucesión dentro del kirchnerismo. Ayer, el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, pidió “no descalificar” a UNEN y admitió que “la inseguridad es un problema”.
En una misma operación, Randazzo se diferenció así del Jefe de Gabinete, Jorge Capitanich-quien el miércoles había criticado con una inusual dureza el acuerdo encabezado por radicales y socialistas- y de la propia Presidenta, quien acostumbra a hablar de la inseguridad más como una creación de los medios que como una cuestión real.
Randazzo usó dos entrevistas con las radios Diez y La Red para difundir sus posiciones. “ No soy de descalificar a nadie, no me parece que ése sea el camino. Debemos ser lo más razonables posible en el debate político, en la discusión, para que la gente sepa qué intereses expresamos y defendemos cada uno”, dijo en referencia al lanzamiento del Frente Amplio UNEN, que esta semana dio la nota política al presentar en un mismo espacio a radicales, socialistas, la Coalición Cívica, Proyecto Sur y otros. Esa mirada del ministro contrastó con lo que había dicho Capitanich cuando vinculó al nuevo espacio con la hiperinflación y el narcotráfico, entre otros males.
El ministro de Interior y Transporte también se metió con un tema tabú en la Casa Rosada. “ Existe un problema de inseguridad, está claro. Pero lo que tenemos que hacer es aunar esfuerzos, entendiendo que es un problema complejo; no hay magia. Hay que trabajar en forma conjunta con inclusión, las fuerzas de seguridad, la Justicia, el Servicio Penitenciario”, declaró. Esa admisión del problema que más preocupa a la sociedad lo puso en la vereda de enfrente a la que suele ocupar Cristina, que cada vez que algún crimen llega a la tapa de los diarios la emprende con quienes publican esa noticia o con los dirigentes de la oposición que se refirieron a ese suceso.
Randazzo dio un paso más. “ Voy a ser candidato, si saco el transporte público adelante, voy a ser candidato a presidente. No voy a ser candidato a gobernador, ni quiero ser ministro, embajador ni ninguna otra cosa. No voy a ser candidato a gobernador de nadie. No tengo premio consuelo y no especulo”, avisó, en una declaración que no fue novedosa pero que si se la considera junto a las dos anteriores levantará olas en la Casa Rosada.
En rigor, esa voluntad de Randazzo de convertir su gestión ferroviaria en votos reside, por hoy, exclusivamente en su imaginación.
Ninguna encuesta conocida lo coloca entre los postulantes preferidos por la sociedad, y en los focus groups su nombre aparece sólo asociado a la fabricación de documentos y al manejo de los trenes: un capital que puede ser valioso en algún momento pero que hoy no significa mucho más que eso.
En el espacio del kirchnerismo, el candidato más instalado y que saca varios cuerpos de ventaja a sus competidores K es Daniel Scioli. La apuesta del ministro, según admiten en su equipo, es que Cristina Kirchner nunca termine de digerir la candidatura del gobernador bonaerense y termine inclinándose por un hombre de su gabinete. Ahí, sí, en ese pequeño grupo, Randazzo puede presumir de ser el mejor posicionado.
En el mismo espacio, el gobernador entrerriano Sergio Urribarri comenzó a recorrer el país de la mano de La Cámpora y también el senador Aníbal Fernández; el ministro de Defensa, Agustín Rossi y el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, también avisaron en alguna oportunidad que aspiran a disputar en las PASO la candidatura oficialista. Esa carrera, hasta hace poco disputada con sordina, recibió con las palabras de Cristina –“Ojalá el próximo Gobierno pueda hacer las cosas mucho mejor que nosotros”, dijo el lunes– una bandera de largada.
Fuente clarin.com
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