Dilma Rousseff fue reelecta este domingo como presidenta de Brasil, con un ajustado triunfo sobre el liberal Aécio Neves que la obliga a unir a un país fragmentado, luchar contra los escándalos de corrupción y revertir el desánimo de la población por el débil crecimiento económico del país, que está en recesión técnica.
La primera mujer que logró ser presidenta del vecino país se enfrenta ahora a los fuertes reclamos provenientes de un mercado financiero que tenía puestas sus fichas en Neves, pero sin afectar las políticas de inclusión social instaladas por el Partido de los Trabajadores (PT) desde el gobierno de Luiz Inacio “Lula” da Silva.
"Voy a investigar duela a quien duela, no va a quedar piedra por levantar. Quiero que se aclaren todas esas investigaciones", dijo Rousseff este lunes a la televisión Récord, en su primer discurso luego de ser reelecta. En plena campaña explotó un escándalo por recientes denuncias sobre millonarios desvíos de fondos de la petrolera estatal Petrobras, la mayor empresa de Brasil.
El desafío de Dilma, que se impuso con el 51,64% de los votos contra el 48,36% de Aécio, es “revertir el desánimo con la economía brasileña, promover un nuevo ciclo de desarrollo y profundizar las conquistas sociales", según el diario O Estado de Sao Paulo.
Luego de crecer 7,5% en 2010, la economía brasileña atraviesa su cuarto año de débil expansión. El país registró una recesión técnica en el primer semestre, y podría terminar incluso el año con un alza del Producto Bruto Interno (PBI) cercana a cero, según estimaciones del mercado.
Los medios brasileños sostienen que Rousseff debe anunciar cuanto antes el nombre del ministro de Hacienda de su nuevo gobierno para dar una señal de confianza a los mercados. La mandataria ya adelantó que armará un nuevo equipo económico, y que el actual ministro de Hacienda, Guido Mantega, será reemplazado.
Además, en vista que durante su primer mandato Rousseff rompió algunos puentes con el Congreso -que ahora además está integrado por 28 partidos políticos- el diario Folha de Sao Paulo considera que debe armar una especie de "línea de frente" que actuará en la relación entre el Palacio de Planalto y el Poder Legislativo para recuperar el diálogo.
El alto caudal de votos que obtuvo el candidato socialdemócrata obliga a Rousseff a abordar con urgencia una serie de reformas políticas, laborales, fiscales y educativas, y a mejorar la competitividad económica.
El malestar de una gran parte de la población por la desaceleración de la economía se reflejó en los últimos meses con multitudinarias protestas callejeras en contra de la corrupción, el mal funcionamiento de los servicios y el rechazo a los gastos del Mundial de Fútbol.
"No voy a esperar la conclusión del primer mandato para iniciar las acciones de transformar nuestra economía. Voy a abrir un diálogo con todos los segmentos. Quiero dialogar con el sector empresarial, financiero...", dijo la mandataria en una entrevista con la televisión Globo, en la que aseguró que las nuevas medidas serán anunciadas "antes de final de año".
Cerca de un centenar de analistas y operadores entrevistados semanalmente por el Banco Central de Brasil apostaron esta semana por la estabilidad de la tasa de interés en el 11% anual, y estimaron que se aumentará recién en 2015.
"Creemos que el Banco Central optará por mantener la tasa en 11% hasta el final del año, pero en 2015, incluso con el gobierno de Rousseff al que no le gusta aumentar el interés, será difícil que no haya un aumento: creemos que será gradual, cuatro alzas de 0,25 puntos en 2015", destinadas a controlar la inflación, dijo a la AFP Alex Agostini, economista jefe de la calificadora de riesgo brasileño Austin Rating.
Arnaldo Curvello, director de gestión de recursos de la agencia Ativa, coincide en que el BC mantendrá el interés en 11%, pero apuesta a una reducción en medio punto el próximo año.
La inflación brasileña superó el máximo de tolerancia de la meta oficial de 6,5% en setiembre, cuando alcanzó 6,75% en 12 meses, elevando la alerta sobre los aumentos de precios. El mercado espera una inflación de 6,45% al cierre del año.
Al mismo tiempo, la séptima economía mundial entró en recesión técnica al registrar dos trimestres consecutivos de contracción del PBI en el primer semestre del año.
"Hace tiempo que Brasil debía haber aumentado la tasa de interés para combatir la inflación, pero ahora que la economía se está desacelerando, no tiene mucho sentido un aumento", dijo Agostini.
La tasa está en 11% anual desde abril, cuando el Banco Central la elevó en 0,25 puntos porcentuales, la novena alza consecutiva en su intento de frenar la inflación.
La lucha contra la corrupción. La prensa de Brasil considera que las denuncias de corrupción que implican a la estatal Petrobras y al PT marcarán la pauta en el Congreso, sobre todo ahora que el partido de gobierno tiene una menor base en la Cámara de Diputados y aliados a veces díscolos.
En campaña, Rousseff se comprometió a modificar leyes para endurecer penas contra quien se enriquezca ilícitamente desde el sector público, e incluso confiscar los bienes adquiridos. Además, dijo que si sus correligionarios están presos, es porque en el gobierno del PT se dejó actuar a la justicia y no se intentaron tapar las acusaciones, como sucedía antes, durante los gobiernos del PSDB, partido de Neves.
En las denuncias sobre millonarios desvíos de fondos de Petrobras tienen como principal implicado al ex director de Abastecimiento de la petrolera estatal (2004-2012) Paulo Roberto Costa, un funcionario de carrera nombrado en el cargo durante el primer gobierno de Lula.
Ahora en prisión domiciliaria, Costa busca reducir su pena otorgando a la Justicia información privilegiada que involucra a al menos medio centenar de políticos. Entre ellos se cuentan el tesorero del PT, el ministro de Energía y los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados -estos tres últimos, integrantes del partido PMDB, aliado del gobierno-, en un esquema de desvío de unos 4.500 millones de dólares.
Su cómplice, el empresario Alberto Youssef, también preso desde marzo y acogido a un beneficio para reducir su pena, le dijo a la policía que tanto Dilma como Lula estaban al tanto de la corrupción.
"Si lo que están diciendo se comprueba, eso va a golpear muy fuerte al segundo gobierno de Dilma y hasta puede terminar en un pedido de destitución", consideró el fundador de la ONG Cuentas Abiertas, Gil Castelo Branco.
Esta no es la primera vez que el PT se ve envuelto en un hecho de corrupción. Todavía está fresco el “Mensalao”, un escándalo por la compra de votos de legisladores aliados durante el primer gobierno de Da Silva por el cual varios jerarcas del partido gobernante fueron condenados en 2012 y ahora purgan condena.
Entre ellos, el mano de derecha de Lula, el ex jefe de gabinete José Dirceu, aunque el ex presidente no fue implicado.
"En aquella ocasión, el tesorero del PT, Delubio Soares, fue condenado. Ahora, el nuevo tesorero, Joao Vaccari, ha sido acusado por los implicados en Petrobras. Entonces, cada vez se hace más difícil negar que lo sabían", agregó Castelo Branco.
El Congreso, que resultó muy fragmentado tras la elección, podría convertirse en una caja de resonancia de las acusaciones de corrupción, con una oposición fortalecida y con menor número de miembros del PT.
Rousseff llamó a una concertación para llevar a cabo un plebiscito para una reforma política, la única manera de cortar de raíz con muchas prácticas corruptas de la clase política.
Si bien el oficialismo tiene mayoría en ambas cámaras, hay 28 partidos representados en el parlamento y esto lleva al PT a aliarse de manera circunstancial con partidos con los que tiene poco y nada en común para poder gobernar.
"Hay partidos que pactan con agrupaciones pequeñas para que estas no los fiscalicen y a cambio ofrecen cargos en alguna gerencia, alguna dirección", explica el director ejecutivo de Transparencia Brasil, Claudio Abramo.
Rousseff dijo que también quiere eliminar el financiamiento de las campañas electorales por parte de las empresas. Aunque algunos analistas temen que, de no tener ese apoyo, la tentación hacia el dinero sucio sería mayor, y que lo mejor sería establecer límites en las donaciones.
Los grandes partidos están de acuerdo en la necesidad de una reforma política. Pero no sobre el contenido ni el método, lo cual es perfecto para los muchos interesados en mantener el statu quo.
La presión de los mercados. El primer gobierno de Rousseff se había resistido a subir la tasa de interés para impulsar el consumo, pero ahora los mercados le reclaman medidas para impulsar la economía y contener la inflación.
"Seguramente, el gobierno esté apostando a que la desaceleración económica y la reducción de los precios de las materias primas ayudarán a controlar la inflación el próximo año, y el gobierno también puede aplicar, como alternativa al alza del interés, políticas macroeconómicas como hizo en el pasado, reduciendo impuestos en productos y servicios inflacionarios, entre otros", afirma el analista de Austin Rating.
Los sectores productivos, en cambio, reclaman que haya una reducción del interés para impulsar la economía. "Brasil mantiene la tasa de interés más alta del mundo", se quejó tras la última reunión del Banco Central Benjamin Steinbruch, presidente de la poderosa Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo.
La enorme paridad en el ballotage obliga a Dilma a un enorme replanteo de sus políticas económicas, calmando las presiones de los mercados y manteniendo las conquistas sociales de los sectores más postergados.
Fuente gacetamercantil.com
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