viernes, 24 de octubre de 2014

Axel retó a Vanoli por revelar que les pagarán a los buitres

Alejandro Vanoli sufrió el primer traspié político interno: recibió un fuerte reproche de Axel Kicillof después de revelar que la Casa Rosada pretende acordar, a partir de enero, con los fondos buitre.
El ministro trató de “imprudente” la información de Vanoli frente a los banqueros internacionales y lo culpó de “embarrar” el relato épico que quiere crear la Presidenta contra los holdouts.
Después, Kicillof intimó y obligó a Vanoli a desdecirse de las categóricas afirmaciones que pronunció frente a veinte grandes fondos de inversión convocados por el J.P. Morgan, y cuyos textuales circularon en Wall Street a través de un “memo” secreto, que publicó Clarín en forma exclusiva.
También el ministro le dijo al jefe del Central que había actuado con “irresponsabilidad” cuando confió a los banqueros secretos del Gobierno sobre el manejo de las reservas y la futura emisión de bonos, y cuando confesó el faltante de fondos que la Argentina enfrentará el año próximo.
Pero la bronca de Kicillof obedece a que Vanoli adelantó en Washington, una cuestión estratégica: la decisión de la Casa Rosada de negociar y pagar en enero a Paul Singer y a los fondos que están en conflicto con el país.
Esa confesión de Vanoli, en la sede del J.P. Morgan, obedece a dos problemas que tiene Cristina Kirchner:
–Necesita endeudarse en 10.000 millones de dólares, para terminar su mandato sin corrida cambiaria y mayor desorden económico. Así lo contó el propio Vanoli: “Esperamos solucionar el conflicto con los holdouts a partir de enero, porque tenemos un déficit de 10.000 millones de dólares.”
–El temor de que los fondos buitre den a conocer internacionalmente detalles de la ruta del dinero de Lázaro Báez, fondos que habrían terminado depositados en cuentas de funcionarios y del matrimonio Kirchner. En su afán de cobrarle a la Argentina, los buitres extorsionan a Cristina con dar a conocer detalles de esos movimientos y confirmar la corrupción de la era kirchnerista. Los abogados argentinos en Manhattan dicen que el fondo NML contrató una agencia de investigadores para detectar esas cuentas.
Jorge Carrera, el economista en jefe del Banco Central, le advirtió a Vanoli sobre lo imprudente de su exposición en Washington. Fue en el propio salón del hotel Mayflower Renaissance, donde la cúpula del J.P. Morgan y los banqueros citaron y escucharon en secreto a Vanoli. El titular del BCRA concurrió hasta el 1127 de Connecticut Avenue acompañado por Carrera, un funcionario de experiencia porque ocupa ese influyente cargo desde la gestión de Martín Redrado y atravesó turbulencias con Mercedes Marcó del Pont y Juan Fábrega. También lo acompañó Norberto Pagani, de la Gerencia de Relaciones Internacionales.
El encuentro lo inició el anfitrión Vladimir Werming, el argentino que monitorea desde el J.P. Morgan la gestión de Cristina. Werming, en inglés, advirtió a los banqueros: “Les pido prudencia y reserva con la información que se transmita en este encuentro”. Vanoli confesó la estrategia del Gobierno en un inglés rudimentario, pero sus anticipos sorprendieron a los interlocutores. Especialmente, la decisión de pagar a los fondos buitre y los detalles sobre la caída de reservas.
Werming tomó nota de todo. Se trata de datos que permiten hacer jugosos negocios a los banqueros.
Andrés Lederman, de Fintech, y José Luis Daza de QFR también estuvieron activos y fueron testigos de las afirmaciones, junto a delegados de los fondos Perry, Tiger, Blue Bay, Soros, Blu Cret Capital, King Street y Marathon.
Cada vez que Vanoli contaba los detalles de la futura estrategia de la Casa Rosada, el economista del Central miraba con precaución al jefe de la autoridad monetaria. Los gestos de Carrera reflejaron, durante todo el encuentro, la sorpresa y el asombro por los anticipos de Vanoli a los financistas.
El traspié que la difusión del encuentro le provocó a Vanoli también generó ruido en un BCRA con el personal en conflicto. Ahora existe malestar por la decisión de Vanoli de designar a doce funcionarios con sueldos mínimos de 60.000 pesos.
El ministro Kicillof objeta el nombramiento de Federico Molina como jefe de asesores en el BCRA. Molina ocupó cargos jerárquicos en el Palacio de Hacienda en la oficina que aceleró el endeudamiento en la década menemista.
Igual, Kicillof tiene controlada la entidad: Vanoli responde a sus órdenes y está dispuesto a financiar con emisión todo lo que necesite la Tesorería.
En cambio, Ricardo Echegaray debe y va a resistir los embates de Kicillof. En la AFIP sostienen que Echegaray hizo la imprevista mención a Lázaro Báez y a Cristina Kirchner para advertir y defenderse de eventuales desestabilizaciones.
En las cercanías de Echegaray sostienen que el funcionario tiene información confidencial de la histórica relación entre Báez y el matrimonio Kirchner. Y afirman, también, que la utilizará para defenderse en caso de que Kicillof quiera adueñarse de la AFIP. En la Casa Rosada están inquietos con las advertencias de Echegaray. El jefe de la AFIP ya confirmó su deslealtad en el caso Boudou.
Kicillof también quiere embestir contra Diego Bossio. Pero ahí su poder enfrenta una muralla. Bossio tiene excelente relación con Máximo Kirchner y goza del trato preferencial de la Presidenta.
El titular de la ANSeS, además, cuenta como aliados a muchos gobernadores, que ponderan su gestión.
Pero Kicillof no le perdona las críticas internas que Bossio hace sobre el manejo de la política económica.
Justamente, el jefe de la ANSeS marcó esas diferencias en una reunión con gobernadores: “Yo soy peronista, y Axel cree en el marxismo”.
Copyright Clarín, 2014.

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