Axel Kicillof lanzó una ofensiva interna contra varios ministros, con la intención de ampliar aún más su poder e influencia dentro del “cristinismo”.
Utiliza duras acusaciones, como sostener que hay falta de transparencia en muchas dependencias y corrupción en varios ministerios.
Tiene en mira la estructura política de Julio De Vido, donde ya se ha metido, pero también apunta sus cañones contra el Ministerio del Interior de Florencio Randazzo y la cartera de Industria de Débora Giorgi. Además, pretende ocupar espacios en la ANSeS y en la AFIP de Ricardo Etchegaray.
En la intimidad, los ministros califican a Kicillof de desleal y dicen que con sus intrigas pretende ocultar los traspiés de su gestión. En todos los casos, Kicillof responde con idéntica estrategia: utiliza su confianza con la Presidenta para llevar a Olivos sospechas de corrupción y dudas sobre decisiones de esos funcionarios.
Se trata de la misma metodología que Kicillof empleó para terminar de voltear a Juan Fábrega. Acusó al hermano de Fábrega de tener una cueva.
La ofensiva provoca fuertes encontronazos en el Gobierno. Pero el ministro enfrenta las críticas mostrándose como un cruzado: “Yo vengo a limpiar la suciedad del Gobierno.”
En privado, De Vido, Randazzo y Giorgi se defienden acusando a Kicillof de los desaciertos económicos.
Para ellos, el ministro de Economía lanzó una “caza de brujas” para esconder la colección de fracasos de su primer año de gestión. Etchegaray respondió a las intrigas ventilando las “relaciones comerciales” entre Cristina y Lázaro Baez. La Presidenta respaldó a Bossio y obligó a Kicillof a fotografiarse con él para encubrir el enfrentamiento.
Esta información y un secreto circularon entre los empresarios: Kicillof les pidió a algunos hombres de negocios que buceen un mecanismo para comprar en enero la deuda de Paul Singer, y disfrazar un arreglo del Gobierno con los fondos buitre.
Eduardo Eurnekián, Adelmo Gabbi, Gustavo Cinosi y Daniel Funes de Rioja integran un informal “comité” para buscar un acuerdo con NML y evitar que el relato épico de la Casa Rosada se desmorone. Se trata de la “solución elegante” que evite aparecer “rendidos” frente a los fondos buitre de la que habló Enrique Vanoli en Washington. Esa confesión la realizó en la reunión secreta que mantuvo en el JP Morgan, como Clarín adelantó en forma exclusiva.
En los últimos días, Vanoli mantuvo un hermético encuentro con Gabbi para tener los detalles de la negociación. Y lo despidió así: “Adelmo, espero pronto buenas noticias tuyas”. Los hombres de negocios se prestarían a una triangulación para evitar que se derrita el relato oficial, buscando que Cristina no quede cediendo ante Paul Singer. Pero el cuarteto reclama una garantía poco digerible: que los fondos de la ingeniería financiera sean al final aportados por la Tesorería. Esto hizo fracasar el ya cerrado convenio de Jorge Brito y una negociación del propio JP Morgan.
La cuestión también la trató Kicillof en la última reunión que tuvo con el Grupo de los 6. Hubo un pacto de silencio, pero el buen comportamiento de los bonos refleja la información confidencial que el ministro transmitió en forma imprudente a los empresarios.
Kicillof habría confiado que la salida que buscan es un plan de pagos en bonos al conjunto de los holdouts y así imponerle, como herencia, la cancelación real al próximo gobierno. Cristina y Kicillof dejaron de vociferar contra los fondos buitre para facilitar las actuales negociaciones y están urgidos de un acuerdo por lo siguiente: la Presidenta debe tomar deuda –en 2015– por 10.000 millones de dólares, para que no se profundice la actual crisis cambiaria
Igual, existen dudas sobre el resultado final de esas conversaciones. Los hombres de negocios desconfían de la pericia profesional de Kicillof y también de los cambiantes humores de Cristina.
Hubo un sondeo para que Héctor Méndez forme parte del “comité empresario”. El titular de la UIA rechazó la invitación. Méndez tuvo duros términos contra el ministro en una conversación con Eurnekián. Dijo: “En la economía estamos perdiendo por goleada, las cosas no funcionan”. Y agregó: “Esto no es un modelo, porque modelo era lo que tenía Néstor Kirchner.”
Eurnekián también operó a través de la Cámara de Comercio para bloquear un pedido de anticonstitucionalidad contra la ley de abastecimiento. El Gobierno quiere evitar la jugada, porque lleva un fuerte significado: sería una la acción política conjunta del movimiento empresario contra Cristina.
Ayer, el conjunto del Grupo de los 6 ratificó la presentación de la demanda contra el Gobierno.
Funes de Rioja emitió un documento secreto, en el que todos acordaron: durante la próxima semana se firmarán los instrumentos y el 15 de noviembre el abogado Juan Cassagne hará la presentación judicial.
Entre los hombres de negocios ayer se conoció una información que refleja la impúdica forma cómo la Casa Rosada ejerce el poder sin limites.
Toda la política petrolera del Gobierno está sospechada de corrupta y se cree que la legislación que redactó Miguel Galuccio es para cubrir el leonino contrato firmado con Chevron y para beneficiar a varios empresarios amigos.
Julián Domínguez pidió ayuda, porque el oficialismo no contaba con los votos suficientes para tratar y aprobar esa polémica legislación.
Jorge Capitanich no lo dudó: decidió disponer del avión de la provincia del Chaco para, en medio de la tormenta, convencer y traer a Buenos Aires a un legislador que facilitara la votación.
Fuente clarin.com