"Los pibes tienen que tener su universidad", le escucharon decir a la Presidenta de la Nación en Casa Rosada, disgustada por los constantes fracasos de la agrupación juvenil La Cámpora en las pasadas elecciones realizadas en las universidades públicas de todo el país.
A fines del 2013 la situación económica de la fundación de Hebe de Bonafini pasaba por su peor momento: cien reclamos judiciales de trabajadores de "Sueños Compartidos" despedidos, incumplimientos a proveedores de ese programa de construcción de viviendas y una millonaria deuda con el Estado por cargas sociales impagas. La deuda total ascendía a 200 millones de pesos, tal como publicó en exclusiva Perfil.com, según los registros contables de la institución. Tanto el gobierno nacional como Bonafini, rápidamente, se pusieron de acuerdo: la Universidad Popular podía ser la excusa ideal para sanear las cuentas y adueñarse de un nuevo espacio de "militancia" para "resistir el día en que no estemos en el poder".
Tras dos intentos fallidos, el proyecto para que la Universidad Popular de las Madres de Plaza de Mayo, creada durante los últimos días del menemismo, pase a depender del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, logró el quorom necesario en las comisiones del Congreso Nacional para su tratamiento. El tenso cruce entre GerardoMorales, senador radical, con su par del PRO, Gabriela Michetti, fue sólo un anticipo de lo que sucederá en las próximas sesiones. Los senadores opositores no pudieron acceder al proyecto de ley que permanece guardado bajo siete llaves.
Mientras tanto, puertas adentro, los profesores de las tres carreras universitarias que se dictan están preocupados. La planta docente no supera los 100 profesores. La gran mayoríacobra como monotributistas, a pesar de que hace años trabajan como titulares de cátedra por la suma, en promedio, de $1.014. Denuncian que no se les realizan aportes patronales, no cuentan con ART ni obra social. Su situación es similar a la de los ex trabajadores de Sueños Compartidos. Los ayudantes de los docentes están ad-honorem.
La persecución ideológica a todo aquel que critique los mandatos de Hebe de Bonafini se han agudizado. Nadie conoce el verdadero nombre de "Bache", el nuevo hombre temido de la institución, capaz de sacar "a patadas" a un docente crítico como cambiar la cerradura de un aula para "molestar psicológicamente" al crítico. "Bache" realiza las mismas tareas que hacía Rubén "Pocho" Brizuela, el matón que oficiaba de custodio de Bonafini en Plaza de Mayo, tras la escandalosa salida de Sergio Schoklender.
"En la Universidad existe la misma lógica perversa que diseñó Sergio", asegura una docente que pidió licencia cansada del maltrato. "No tenemos miedo al despido, sino que nos ensucien cuando ya no estemos aquí", agregó. "Ensuciar" implica ser acusado de ladrón, de derecha, golpista o pasar a formar parte de esa extensa lista negra a la que Hebe suma nombres año a año.
Mientras que a los docentes que ingresaron hace ocho años, durante la gestión del poetaVicente Zito Lema, sufren el doble discurso y temen por el futuro de la Universidad Popular, los nuevos hijos putativos de Bonafini hacen negocios.
Los nuevos hijos putativos de Hebe. Germán Ibáñez es profesor de la carrera de Historia y es el "bendecido de la Madre" para quedar al frente de la primer Universidad de un ministerio de la Nación, o de un gobierno. Estuvo presente en la Plaza apoyando a la Presidenta y "con la militancia", el pasado 25 de mayo, y es un fanático del historiador Norberto Galasso. Tal es su admiración que imposta su voz para parecerse al reconocido intelectual. Sus detractores aseguran que no posee ni experiencia ni currículum para dirigir una Casa de Altos Estudios. Ni siquiera terminó una carrera universitaria.
Su contrincante es Marcelo Cortizo, egresado de la Universidad Nacional de San Martín, actualmente es el Director de la carrera de Trabajo Social. Oriundo de La Plata, como Bonafini, Cortizo posee más experiencia pero corre con desventaja. Ibáñez tiene llegada directa con el vicegobernador Gabriel Mariotto, el funcionario que más interés tiene en que el proyecto se concrete.
A Mariotto lo han visto en los pasillos de la Universidad, al igual que a la Decana de Periodismo de la Universidad de La Plata, Florencia Saintout. Tienen todo listo para el desembarco junto con "los pibes de La Cámpora".
Inés Vázquez, integrante del grupo de militancia "Las Cristinas", en la teoría sigue siendo la directora de la Universidad, pero su aporte es nulo. Las decisiones no pasan por ella, como tampoco por Teresa Parodi, actual Ministra de Cultura, alejada del círculo de amigos de Bonafini en los últimos años, contrario a lo que se suponía. La cantante popular se disgustó con la Madre cuando, de un día para el otro, borró de un plumazo a varios contratos del Espacio Cultural Nuestros Hijos en el predio de la ESMA. Parodi y Bonafini sólo sonrieron para la foto durante el juramento de la cantante como ministro.
Pero el nuevo preferido de Bonafini no es docente ni intelectual. Se llama Daniel Narezo,supo ser productor de Víctor Hugo Morales y es socio de Fabiana Segovia, la mujer que más confianza y cercanía inspira al conductor de "Bajada de Línea". Narezo acondicionó el bar de las Madres. Lo rebautizó como "El revolucionario" continuando el estilo de "Perón Perón", su bar "militante" en Palermo. También está al frente de la radio de las Madres.
Su poder es tal que, tal como cuentan dos docentes de la Universidad, en una ocasión estaban dando una clase magistral sobre la historia de las Madres de Plaza de Mayo en su aula magna y apareció Narezo. "Tenemos clases de baile". Ni la Directora de la Universidad se animó a quejarse. Los alumnos se retiraron del lugar acompañados por sus docentes. En las paredes del bar ya no están las fotos con los hijos desaparecidos. Sólo quedaron algunas. Fueron reemplazadas por fotografías con "estética revolucionaria". El rostro de Néstor y Cristina iluminan el ambiente.
Panorama universitario modelo. Las dos sedes de la Universidad no cuentan con salida de emergencia, tampoco con rampas para personas con capacidades diferentes y los matafuegos están vencidos. Alumnos de cuarto año de las carreras que actualmente se dictan no han presentado el título secundario correspondiente.
Ese fue uno de los motivos por los que la CONEAU puso el grito en el cielo cuando la Universidad recibió la autorización formal para dar clases del ministerio de Educación en tiempos en que Daniel Filmus pisaba fuerte. Los docentes no han estudiado las carreras de formación docente. No existen concursos. Las designaciones se manejan de forma discrecional.
Por último, la Universidad sigue sin pagar la luz, tal como reveló Perfil.com en enero de este año.
Fuente perfil.com
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