miércoles, 10 de julio de 2013

"La reforma judicial apunta a que en los fueros haya adictos al Gobierno"


Diana Cohen Agrest, filósofa y madre de Ezequiel Agrest, asesinado en 2011 en un asalto, opinó en una entrevista con Jorge Lanata sobre la relación entre la reforma judicial impulsada por el kirchnerismo y la inseguridad.
Cohen Agrest relató que en los últimos meses asistió a distintos programas de televisión precisamente a hablar de lo que es la justicia penal en la Argentina y, tras relatar la historia de Ezequiel, le consultaban su opinión respecto de la reforma judicial, con la "expectativa de que la defendiera".
"Digo ahora lo que dije entonces: no nos confundamos: en realidad la reforma judicial lo que quiere hacer es imponer en los otros fueros lo que ya existe en el fuero penal. Es decir: en el fuero penal, el ministro de la Corte Suprema de Justicia es el único ministro adicto precisamente al oficialismo", señaló, en referencia al juez Eugenio Raúl Zaffaroni.
Y continuó: "Entonces, qué sucede concretamente cuando hay un fallo: cuando hay un fallo en primera instancia donde se falla con justicia, el delincuente apela y hay una corte de Casación, sobre todo la Cámara de Casación Penal 2, que es la de Slokar, Figueroa y Ledesma –precisamente Slokar es uno de los adalides de justicia legítima–, que lo que hace es volver para atrás el fallo original", dijo en diálogo con radio Mitre.
"Concretamente en el caso de mi propio hijo, Ezequiel Agrest, o incluso también en el caso de Jano Fernández, la corte original, la instancia original, había emitido un fallo. Como los delincuentes apelaron, fue a la Corte de Casación  y la Corte de Casación, como responde al juez de la Corte Suprema de Justicia, que es el único adicto al gobierno, dio precisamente marcha atrás con el fallo de la corte de primera instancia y ordenó disminuir la pena", añadió.
Cohen Agrest en este sentido sintetizó su posición y señaló: "Lo que se quiere hacer es, precisamente, tener cámaras de casación intermedias que manden para atrás todas aquellas apelaciones que no favorezcan al gobierno. Es eso la reforma judicial".
Cuando Lanata opinó que el problema de inseguridad se ataca apuntando primero a las causas que genera la violencia social, y no empezando en el ámbito judicial, porque cuando se llega a esa instancia ya se cometió el delito, Agrest respondió que "son las dos cosas" necesarias para apuntalar la cuestión.
"Son las dos cosas. Tampoco podés basar toda tu política judicial en camaritas o en policías en las esquinas. En realidad tiene que ser una política combinada, lo que los abogados llaman ex ante y ex post: antes ponés camaritas, ponés policías y por supuesto impedís por todos los medios que se cometa el delito. Es más, hacés una buena política juvenil, con formación en oficios, es decir, todas las políticas sociales, pero no hay que confundir las políticas sociales con la política judicial, es decir, con las medidas judiciales".
Consultada puntualmente sobre qué medidas debería haber incluido el paquete de reforma judicial de modo de lograr un impacto positivo en el problema de la inseguridad, la filósofa respondió que la reforma judicial no apunta al tema de la seguridad, porque el tema de la seguridad "ya está funcionando según las premisas con las que opera el gobierno".
"En realidad, la reforma judicial apunta a que en los otros fueros haya cortes adictas al gobierno. Entonces me parece que si uno habla de reforma judicial, tomando ese término, estamos volviendo a confundir la cuestión, porque una cosa es la reforma judicial con la que se orienta a que los distintos fueros respondan al oficialismo y otra cosa son las reformas que deberían haberse producido", prosiguió.
En cuanto a las medidas puntuales que deben tomarse en pos de buscar una solución a la inseguridad, Agrest sostuvo que, por un lado, se deberían haber llevado a caboreformas sociales que no se hicieron y, en cambio, "se destinó el dinero para planes o para Fútbol para Todos o Tecnópolis".
Entre esas reformas incluyó "la creación de fuentes genuinas de trabajo. No planes, sino fuentes genuinas de trabajo, formación en oficios y brindar herramientas a los jóvenes que delinquieron por primera vez para que sean encauzados en un marco del estado saneado".
En lo referente específicamente a la reforma judicial, Cohen Agrest realizó un contrapunto con el funcionamiento del sistema judicial para la encarcelación de imputados en otros países.
"En otros países, un delincuente o un imputado para ser encarcelado tiene que pasar por dos instancias judiciales. Pero el problema es que acá entre la primera instancia y la segunda pasa un lapso de tiempo realmente muy pero muy prolongado. Y además acá, una vez que se falla en segunda instancia, muchas veces se sigue a la Corte Suprema de Justicia", explicó.
La filósofa ejemplificó su posición con el caso del padre Grassi: "¿Cómo puede ser que el padre Grassi, habiendo sido comprobados los delitos, sin embargo haya estado tanto tiempo excarcelado? ¿Por qué? Porque fue apelando a través de las distintas instancias judiciales".
"En otros países, una vez que pasa por dos instancias, es decir por la primera y segunda instancia, el imputado es directamente encarcelado: acá no, porque se sigue apelando y como se sigue apelando, todo eso va  a favor del delincuente, el que, cuando en el mejor de los casos termina siendo encarcelado, pasan 10 o 15 años y si es encarcelado, apenas es encarcelado, empieza a trabajar el negocio judicial para excarcelarlo lo antes posible", concluyó.
FUENTE INFOBAE.COM

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