Los trabajadores bancarios profundizarán esta semana las medidas de fuerza para exigir la la rebaja de la carga del impuesto a las Ganancias sobre los salarios. Si bien el gremio que lidera Sergio Palazzo se ha constituido hasta ahora en una vanguardia en la protesta por un reclamo compartido tanto por sindicatos aliados como enfrentados al Gobierno, el cierre de la mayoría de las paritarias y la cercanía del pago del medio aguinaldo anticipan una redoblada ofensiva gremial sobre la Casa Rosada para presionar por urgentes cambios en el tributo.
Para esta altura del año, la conducción de la CGT oficial, que conduce Antonio Caló, esperaba contar con alguna respuesta concreta del Gobierno respecto de los tiempos para la reformulación del tributo. Sin embargo, cerca del jefe metalúrgico admiten su pesimismo antes el silencio oficial respecto al tema. Se esperaba alguna medida para julio o agosto tras la definición del salario mínimo, vital y móvil, pero Ganancias ni siquiera está en la agenda, advirtió un importante gremialista de estrecha llegada a la primera línea del Ejecutivo. Otro dirigente se mostró aún más desesperanzado: Estamos preocupados. Si hasta ahora no había respuestas, menos va a haber con las restricciones que va a generar todo este tema de la deuda.
Pese a esa mirada pesimista, en la cúpula cegetista aseguran que no se quedarán de brazos cruzados. En esa línea, fuentes de la entidad anticiparon la intención de motorizar una nueva ronda de diálogo con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Economía, Axel Kicillof, para evaluar posibles alternativas para reformular el impuesto. El objetivo de Caló y compañía es lograr que la suba del mínimo no imponible y del piso salarial desde cual se tributa Ganancias replique el promedio de aumento del 30% cerrado en las principales paritarias, de manera de evitar un deterioro salarial mayor al que ya provoca la inflación.
En cambio, el sindicalismo opositor a la Casa Rosada y aquellos gremios que desconfían del éxito de la estrategia dialoguista de Caló, alientan planes alternativos para presionar por la rebaja de Ganancias. El jefe de la CGT disidente, Hugo Moyano, aguardará la definición de la negociación salarial del sindicato de Camioneros para profundizar, junto a la central del gastronómico Luis Barrionuevo y la CTA rebelde de Pablo Micheli, su ofensiva contra la administración kirchnerista por cambios en el tributo. El camionero apuesta a la convocatoria a un nuevo paro nacional que, según anticipan en su entorno, se podría concretar durante la primera quincena de julio.
La estrategia moyanista está atada en buena medida a la posibilidad de sumar a la huelga a los poderosos gremios del transporte de pasajeros. Sin embargo, la posición de ese grupo de sindicatos depende del resultado de la negociaciones que mantienen con el Gobierno para exceptuar del pago del tributo una serie de adicionales de convenio, como viáticos, antigüedad, entre otros. Se trata de un modelo ya establecido desde hace años en el caso de los salarios de los petroleros, que ahora pretenden replicar los gremios ferroviarios, la UTA y algunos sindicatos industriales.
Fuente cronista.com
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