A veces hay que engrandecer a uno de los enemigos, para evitar que sea otro el que gane poder. Este parece ser el pensamiento que por estas horas rige dentro del kirchnerismo, buscando evitar que el massismo cobre protagonismo como “el gran opositor”. En este sentido son claras las señas que Cristina Fernández y los suyos le están dedicando al macrismo y al radicalismo. Veamos.
En la apertura de sesiones ordinarias, Cristina elogió a dirigentes radicales y bromeó con varios de ellos y hasta contó un diálogo amistoso con Macri.
Desde la Casa Rosada se impulsaron un acuerdo para privilegiar a la UCR y al PRO en el reparto de comisiones en la Cámara de Diputados, con la posibilidad que presidan algunas relevantes como lasde Educación (que sería para Cobos) y Asuntos Penales (que quiere ocupar Patricia Bullrich).
También por decisión de la mandataria, el PRO y la UCR participaron del anteproyecto del Código Penal e iban a protagonizar el debate en Diputados.
Macri también se vio favorecido por la acción del juez Sebastián Casanello, siempre afín a las urgencias del Gobierno, quien evitó enviar al jefe del Gobierno a juicio oral por la causa de las escuchas.
El giro es tan evidente que obligó al propio Macri a aclarar ante los medios que “no existe un pacto con Cristina”.
Fuente rivadavia.com
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