La Justicia de Suiza descifró por primera vez la ruta del dinero sindical de uno de los sindicalistas más poderosos de los últimos treinta años. El fallecido secretario general de Smata (sindicato de mecánicos) amasó una fortuna que se creía incalculable. Ya no lo es.Tiene seis ceros y es en dólares.
El gremialista, que falleció en noviembre de 2009, y había estado alineado en los últimos años conHugo Moyano y Néstor Kirchner, dejó a su esposa Norma Fortunata Vergano y a sus hijas Alejandra y Andrea Fabiana un patrimonio de 7 millones de dólares.
Según el informe al que accedió PERFIL, la familia Rodríguez cuenta con propiedades por 2 millones de dólares, cuentas bancarias por 3 millones de dólares y una sociedad comercial por otros 2 millones en moneda estadounidense.
La Justicia sostiene que los fondos salieron de la Argentina en 1996 –durante el menemismo– y tras un recorrido internacional, llegó a dos cuentas en Suiza y un fideicomiso. Las cuentas tuvieron llamativos movimientos dos meses antes y dos meses después de la asunción de Néstor Kirchner.
Los suizos enviaron el informe del banco BBVA Privanza, en donde se detalla que los fondos salieron de cuatro cuentas bancarias en Montevideo, Miami, Nueva York y Hamburgo a nombre del matrimonio, antes de llegar a dos cuentas creadas en Suiza. A Miami y Montevideo llegaron a través de dos sociedades anónimas: Portoviejo e Ipanema Trading. Para la Justicia, serían de la familia sindical. Según el informe bancario, el origen de la riqueza del sindicalista y su familia se debe “a la acumulación de ganancias y su reinversión, obtenida a lo largo de 50 años de trabajo”. Los Rodríguez aseguraron que “comenzaron con la fabricación y venta de autopartes” y que “su vinculación con el gremio los llevaron a adquirir vehículos destinados al transporte urbano de pasajeros, llegando a ser los dueños de una flota de veinte unidades”. “Hacia fines de los 80 vendieron su participación y comenzaron sus incursiones en la prestación de servicios para la salud”.
Rodríguez y sus hijas crearon empresas para proveer servicios a la obra social de Smata: una consultora y una compañía de servicios de internación domiciliaria. Según el informe suizo, la familia declaró que las empresas están activas y siguen trabajando con obras sociales sindicales y prepagas. La Justicia sospecha que los fondos de Suiza podríanprovenir de malversación de fondos de la obra social.
Fuente perfil.com
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